martes, 11 de mayo de 2021

Reseña: Aquel último verano.

 ¡Hola! 

Me alegra mucho estar de vuelta. Llevo mucho tiempo pensando en qué hacer con el blog, pero después de darle vueltas (y vueltas, y vueltas), he llegado a la conclusión de que no quiero dejarlo. Es algo que disfruto mucho haciendo, y sé que habrá épocas buenas y malas, como ha pasado siempre. Pero me quedaré por aquí un tiempo más compartiendo mis lecturas.

El libro del que os vengo a hablar hoy es el primero de una serie que se ha ido ganando mi corazón poco a poco. En este caso, se trata de Aquel último verano, de Susanna Herrero, y es una historia que he disfrutado de principio a fin. 


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Alex y Priscila se conocieron un verano de color verde y de canciones de los 90, cuando solo tenían ocho y cinco años, él llegó de Londres y se mudó a la casa de enfrente.
Alex y Priscila se dieron su primer beso dos veranos más tarde, flotando en esas aguas que eran parte de su historia.
Alex y Priscila se besaron de verdad cinco veranos después en un juego de la botella y con la noche de San Juan como telón de fondo.
Alex y Priscila vivieron juntos muchísimas aventuras más.
Para ella, Alex era el vecino que le enseñó a contar números y a poner colores a los veranos.
Para él, Priscila era el ángel con zapatos de pompones y lazos extravagantes, la chica ingeniosa y la Reina del Desierto.
Pero entonces sucedió aquello y Priscila huyó al otro lado del océano.
Cuatro años después, Priscila regresa a su pueblo natal para asistir a la boda de uno de sus hermanos.
Regresa a su amado Mediterráneo, al sol y al agua, pero también a… Alex.
Alex, que no quiere saber nada de ella.
Alex, cuyos ojos solo reflejan resentimiento y hostilidad.
Alex, que continúa siendo su marido.
¿Qué fue lo que ocurrió aquel último verano?

Este fue el primer libro que leí de Susanna. Me pilló en un momento en el que solo me apetecía leer romántica y me bebía todo libro que caía en mis manos. Casi de casualidad, me crucé en Twitter con la sinopsis, y entonces supe que debía leerlo.

La historia empieza con Pris, que vuelve a su hogar, junto a su familia, cuatro años después de verse casi obligada a marcharse. Pero allí, con la familia que tanto quiere, también está Alex, el cual solo siente por ella rencor… pero que sigue siendo su marido.

No pensaba que terminaría encontrándome con una familia tan especial. Así os lo digo. Todos y cada uno de los personajes es especial a su manera, y todos juntos consiguen crear una historia mágica, donde el humor es lo que reina.

A Priscila… es que la quiero muchísimo. No tiene miedo prácticamente a nada, y tiene unas ganas de vivir y comerse el mundo que son contagiosas. Priscila es vida, es luz y color. Es lo primero que se me pasa por la cabeza cuando oigo verano. A Alex, por otro lado, solo quería darle abrazos. Porque un personaje así de bien construido, es que es para quererlo mucho. De él lo que me ha cautivado es su determinación, y sobre todo su manera de ver las cosas. Es una persona con los pies en el suelo, pero que no por eso se niega a soñar.

Lo que más me ha gustado de su relación fue el ver que estaban con un tira y afloja constante, de esos que enganchan por completo, pero en los que se veía cómo poco a poco se iba colando el perdón y la comprensión.

Del resto de los Cabana no os quiero decir mucho, sobre todo porque hablaré de ellos en sus correspondientes reseñas, pero es que me encantaron. No me esperaba encontrar una familia tan especial, que está unida cuando todo va bien, pero más todavía cuando las cosas van mal. River, Marcos, Hugo y Adri arrasan, casi de forma literal.

Me lo bebí en una tarde. Es una historia tan ligera que su lectura se pasa casi volando, y se había terminado sin darme cuenta. El intercalar pasado y presente, además, me permitió conocer del todo a los personajes y saber qué era eso que había provocado la marcha de Pris (¡Me encantó conocer el punto de vista de Alex!).

Quizá, lo único “negativo” que puedo decir del libro es que eché un poquito de menos algo de lentitud, porque sentía que las cosas se daban demasiado rápido: sin casi tener tiempo para procesarlas, ya te llegaba algo nuevo.

Cuando terminé Aquel último verano, no solo sabía que tenía que hacerme con el segundo libro tan pronto como fuera posible, sino que esa familia, los Cabana, se iban a quedar conmigo mucho tiempo. Y a día de hoy, sigue siendo así. ¡No puedo quererlos más!

Con el Mediterráneo de fondo, se asiste a una historia donde predomina el amor de familia, pero también las segundas oportunidades y la importancia que tiene el perdón. Os recomiendo muchísimo el libro, sobre todo si estáis buscando una lectura ligera, llena de música y humor.

Este libro es verano, arena de playa y música a todas horas. Es perdón, risas, oportunidades. Es familia. Aquel último verano te atrapa y no te suelta.

«Sonríe y un vendaval de sentimientos me recorre el cuerpo, porque esa sonrisa de hoyuelos me trae demasiados recuerdos. Me trae olores y me trae sabores. Porque las sonrisas huelen. Y las sonrisas saben.»

¿Lo habéis leído? ¿Qué me decís de él?

Nos vemos en la próxima reseña ♥

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